¡Mi madre tiene súper superpoderes!



Campañas publicitarias al margen y aún reduciendo su celebración a un único día, en casa el primer domingo de mayo siempre ha sido especial.  Hoy es el día en que de manera consciente y manifiesta felicitamos a mi madre porque, sin querer crear  polémica, es la mejor del mundo mundial. Año tras año y desde el más absoluto segundo plano, en el que la sociedad relega a las amas de casa, mi madre nos ha ido demostrando que querer es poder, y ¡vaya si nos ha querido! y ¡vaya si ha podido! Tanto que puedo afirmar que ¡mi madre tiene súper poderes!

Siempre he pensado que mi madre es una fuera de serie, pero desde que he sido mamá, se sale de gráficas. Cuando se habla de maternidad, se nombra la parte tierna y bonita, pero hay una parte de sacrificio y altruismo absoluto que no se cuenta y que cuando te pilla en primera persona sorprende y abruma por partes iguales: horas sin dormir, tareas domésticas siempre por hacer, malabares para satisfacer las necesidades más básicas propias y ajenas,...

Por todo esto (lo tierno y lo inesperado) y tras 15 meses como mami en prácticas, me atrevo a decir que el mundo de la maternidad es una contrarreloj de 24h que se supera gracias a los súper poderes desarrollados por las hormonas, las sonrisas y carantoñas de los retoños (la mejor de las pagas extras) y, sobre todo, la buena disposición de las madres, que lejos de rendirse por el cansancio y la lista intermimable de cosas por hacer, siempre sacan fuerzas de flaqueza para dar un poquito más de lo mejor de sí mismas.

¡Gracias, (súper) mamá! Desde aquí en este día y en todos,¡te quiero! 
De mayor, sin duda, ¡quiero ser cómo tú! 
Aún me pregunto cómo lo has hecho con cuatro.Mamma mia!

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