El destete, la luna y la intuición

Ésta es, sin duda, la entrada que más me ha costado escribir desde que creé el blog y es que ahora mismo soy un maremágnum de emociones: la pena se mezcla con la determinación y el coraje, alrededor de los cuales revolotean la duda y la culpa (siempre presente, ¡¿cómo no?!) . Así que en éstas estamos, encarando la decisión más difícil de las tomadas desde que soy madre: el destete.

Si echo la vista atrás, aún recuerdo aquel primer encuentro cuerpo a cuerpo, donde no importaron las 8h que esperamos para tocarnos (la fierecilla necesitó un último calentón de incubadora) o mi incorporación al trabajo con sesiones de sacaleches maratonianas -leer entrada-. También me abordan esos últimos meses de embarazo leyendo a Carlos González, en los que me grabé a fuego sus palabras sobre cesaria y lactancia que rezaban un "señora a usted le cortan la tripa, no los pechos". Por no hablar de mis mastitis (¡bendito ibuprofeno!) y aquella perla de lactancia, que parecía no querer irse. A pesar de todo, han sido 23 meses y 14 días SIN interrupción de lactancia materna a demanda, allá dónde nos pillase y muy disfrutada. Nunca me puse metas, aunque no negaré que he defendido a ultranza y, de hecho, lo he demostrado, con creces, que los chupetes, biberones y leche de fórmula son totalmente prescindibles. Me siento muy orgullosa de todo el camino recorrido, dónde he aprendido lecciones de amor y superación por partes iguales.

No obstante, tomada la decisión, tocaba ir a por todas. Y, por primera vez , no me saturé de información externa (me bastaron los "10 consejos para el destete nocturno" que Bei compartió en su blog "Tigriteando" -ver entrada-), simplemente me dediqué a escuchar a la fierecilla (que más que fiera es una santa) y a dejarme llevar por la intuición y la luna nueva -ver enlace-. En un principio, opté por el destete parcial, pero no nos funcionó; de ser un momento placentero y compartido pasó a ser un encuentro marcado por la ansiedad y el ímpetu más desesperado. Tampoco nos  funcionó el "plan padre" y es que era ver aparecer al "aitá" en mi lugar y desatarse el drama familiar. Por lo que, visto lo visto, me armé de valor y osadía para anunciar a los cuatro vientos que los pechos de mamá, mis pechos, necesitaban descansar y que ya no tenían más leche; a partir de ese momento, la leche saldría de la nevera y se tomaría en vaso. Y con esas, llevamos 9 días (con sus 9 noches) de destete. ¡Un éxito rotundo!, donde ha habido llantos, enfados y desvelos (todos compartidos), pero también mucho amor, contacto, corazón (ahora nos dormimos escuchando el latido del corazón de mamá, mi corazón, sin poder evitar recordar Dirty Dancing ;oP) y balanceo, mucho, mucho balanceo; una vez más, la Ergobaby ha dado lo mejor de sí, junto con la joya de la corona, la hamaca que la fierecilla tiene en su cuarto, ¡todo un imprescindible!, destetes aparte.



NOTA: el lado menos romántico del destete, es la pequeña mastitis que he pasado superados los 6 primeros días. ¡Gracias al sabio consejo de una amiga! he conseguido mantener a raya la situación con infusiones de Salvia (reducen producción; justo el efecto opuesto a la infusión de ortiga) e ibuprofeno (¡que no falte!).


Comentarios

  1. ¡Mucho ánimo! Felicidades por esa lactancia bonita :-) Yo a veces me lo planteo, otras no. Y así paso la vida. Como dices al principio del post siempre está ahí el sentimiento de culpabilidad... acechando. Lo estás haciendo fenomenal así que fuera miedos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias,Diana,qué bonita tus palabras y qué oportunas! Entiendo esa indecisión, pero la lactancia es un proceso tan personal y visceral que no existen fórmulas mágicas. Además cuando la decisión la toma la madre, entre en cuestióm la crianza respetuosa, que en mi caso, ha guiado mi hacer materno; a este respecto, a mí me ayudó mucho tener claros los dos primeros puntos que escribía Bei en la entrada de su blog: asumir que no estamos respetando la naturaleza de nuestr@ hij@ y permitirnos ponernos en primer lugar (ésta es la parte más difícil).Un abrazo y gracias por pasarte por aquí!

      Eliminar
  2. Qué maravillosas sois las madres, de verdad. Y qué precioso el post, Aran!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Que me pongo "colorá"!;o))) ¡Gracias por tu palabras, Adrián!

      Eliminar
  3. Arantxa debes estar orgullosa de esta etapa de la lactancia que es el destete, en mi opinión una de las más difíciles de este camino. Al igual que durante estos dos últimos años, te has guiado por tu instinto y has acertado! Y seguro que la fierecilla ha comprendido perfectamente el proceso y juntas vais a construir una nueva forma de contacto y complicidad entre vosotras igual de bonita que el "momento teta". Enhorabuena!

    Laura S.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Eso espero! porque asumir que te pones en primer lugar y decir que no a ese encuentro tan especial no es asunto fácil.El egoísmo tiene tan mala fama que te asaltan todos tus fantasmas.Han sido días de llorar mucho e incluso juntas, pero me dí cuenta de que me va a dar la misma pena cuando deje de ser mi niña para volar por su cuenta y no por ello la voy a retener.En fin, ç'est la vie!¡Mil gracias por tu comentario, Laura!

      Eliminar

Publicar un comentario

Quedáis todas/os invitadas/os a echar un minuto extra por aquí y dejar un breve comentario.It's on the house! (¡Paga la casa!). :o)))

Entradas populares de este blog

Mamá sport (o cómo sobrevivir al sacaleches)

PURA VIDA