Decisión, compromiso, acción y ¡CAMBIO!

Eternamente indecisa, irremediablemente miedosa, controladora obsesiva, ... ¡esa era yo! Un yo extensible a tod@ aquel/l@ que vive la vida desde la zona de confort que da la rutina y el "siempresehizoasí". Pero ¡ay de ti si dejas que la maternidad se cuele hasta el tuétano y permites tragarte uno a uno todos los "yonunca"s pronunciados hasta el momento...!

Descubres que nada está atado ni controlado; es más, ¡no controlas una mierda! Descubres que la vida está llena de decisiones en las que no siempre se gana ni se pierde ni todo lo contrario. En ese preciso momento, lo único que te puede salvar del pánico escénico momentáneo es DECIDIR COMPROMETERTE a HACER todo lo posible por CAMBIAR aquello de tu vida que no se parece a lo que sueñas. Tal y como hacen esos pequeñ@s maestr@s que vienen a (des)colocar nuestro mundo.

"La decisión", de Goethe

Hasta que uno se compromete está en la duda, con la posibilidad de volverse atrás, sin ningún provecho. Pero en lo concerniente a todos los actos de iniciativa y creación existe una verdad elemental, cuya ignorancia mata innumerables ideas y esplendidos planes. En el momento en que uno se compromete de verdad, la Providencia se conmueve y actúa. Todo tipo de ayuda que nunca hubiera aparecido, surge ahora ante uno. Toda una corriente de sucesos fluye de la decisión, poniendo a nuestro favor todo tipo de nuevas situaciones, encuentros y ayudas materiales que nadie hubiera podido soñar que llegaran. Lo que puedas hacer o sueñes por hacer, comiénzalo. La audacia lleva genio, poder y magia en sí misma. Empieza a hacerlo; ahora.

¡Mil gracias, Gemaluna, por este fin de semana y cada uno de los momentos compartidos!