Con las manos en la masa


Es curioso cómo, desde que nos mudamos embarazada de 6 meses y medio, ha ido cambiando la fisionomía de nuestra madriguera, dejando espacio a la nueva integrante de la familia: cambio de mesilla de noche por cuna de colecho, rinconcillo disponible ocupado por un cambiador, el cuarto de invitados transformado en casita de fieras y así suma y sigue. Luego llegó el gateo, que marcó un antes y un después, borrando del alcance toda posibilidad de accidente (de momento, vamos librando). Y ahora, que los primeros pasos asoman tímidamente, la fierecilla lo ha vuelto hacer, nos ha vuelto a ganar la partida de mano y se ha hecho un hueco en la cocina. Bueno para ser sincera, la idea ha surgido de la necesidad adulta de compatibilizar marujeo  y entretenimiento infantil, cuando ninguna de las dos cosas parece poder esperar.


Quizás hay quien piense que 16 meses es muy pronto para el juego simbólico, pero para disipar posibles dudas la minicheff se ha marcado un huevo frito (obviamente de juguete) sin saltarse ni una parte del ritual; incluso lo ha probado por si andaba corto de sal, sin darse cuenta de que la realmente estaba de "bocao" era ella.

Por si alguien más se anima a redecorar su cocina. Aquí os dejo una selección de mis cocinitas favoritas:





La nuestra es de Ikea comprada de segunda mano en wallapop, mi gran descubrimiento del fin de semana. ¿Qué os parece?


Nota: soy consciente de que los tiempos han cambiado (afortunadamente) y la letra de la canción de esta entrada está desfasada (eso espero), pero son innegables los recuerdos infantiles que me vienen a la mente cada vez que la escucho.


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