Compartiendo primeras veces: el lado bueno de las -itis.

Hace unas semanas dimos la bienvenida a las tan temidas -itis, a pesar del veroño, que el último mes ha hecho las delicias de "bichos de sol", como yo, y que hoy parece llegó a su fin.

No sé vosotros/as, pero hay algo que iguala al mal rato que una pasa cuando ve a la fierecilla pachucha y con pocas ganas de juerga: las palabras del pediatra diciéndote que la susodicha no está para ir a la escuela. :o/


El hecho de no tener logística familiar residiendo cerca, hace que toque hacer encaje de bolillos para (re)conciliar vida laboral y familiar. Así que dichas las palabras mágicas, la fierecilla y yo (esta vez me tocaba a mí ni ir a currar) nos dispusimos a pasar unos días de retiro doméstico, disfrutando, entre otras cosas, de no sólo nuestra primera experiencia culinaria juntas, sino de nuestra primera vez como reposteras dicharacheras.Y ¡he aquí el resultado!








Sin duda, fue nuestra primera vez, pero ¡no la última! Y más después de leer esta entrada -ver enlace- de Tigriteando, un blog más que recomendable, ¡imprescindible!


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